Con esta entrada trato de manifestar mi malestar acerca de la visión que se tiene de los jóvenes a lo largo de la historia y digo a lo largo de la historia y no en los últimos años porque ya en la edad antigua encontramos frases como estas:
“A nuestra juventud le gusta el lujo, está mal educada, se burla de la autoridad y no respeta en absoluto a los ancianos. Nuestros hijos de hoy se han convertido en tiranos, no se ponen de pie cuando en una estancia entra una persona de edad, contradicen a sus padres. Hablando en plata: son muy malos”…
“He perdido toda esperanza en cuanto al futuro de nuestro país, si la juventud de hoy empuñara mañana las riendas del poder estaríamos perdidos. Pues esta juventud es insoportable, impulsiva, simplemente horrible”…
Parece curioso que ya en la antiguedad se tuviera una imagen borrosa de los jóvenes, al descubrir que la primera frase pertenece a Sócrates, (450 años a. de C.), mientras que la segunda la pronunció Hesíodo, (año 720).
Son numerosas las etiquetas que estamos acostumbrados a escuchar en los medios de comunicación o en conversaciones diarias en las que se nos relaciona con el botellón, la delincuencia, los vicios, las discotecas y el “viva la vida en general”.
Parece que la realidad es otra muy distinta, ya que nuestra generación podría ser la más preparada de los últimos años, a la que tantos políticos nos prometían un futuro mejor.
Pero la situación es muy diferente cuando el 50% de los jóvenes están en paro y en la que 2 de cada 3 jóvenes se encuentran en una situación precaria y pocos son los que llegan a sueldos mileuristas, eso si se encuentran entre los afortunados que tienen trabajo. Por no hablar de la fuga de cerebros que aumenta por momentos, cuando jóvenes especialmente cualificados, al terminar su carrera deciden emigrar hacia otros países en busca de un futuro mejor, casualmente como nuestros abuelos y bisabuelos lo hace 60 sesenta años.
Se nos reconoce también como generación nini, generación perdida, generación sin fututo… Aunque parece curioso que se nos tachara de generación nini, no preocupados con nuestro futuro, cuando tan solo menos del 2% de la población de entre 16 y 29 años ni estudian ni trabajan ni lo intentan.
Parece que realmente tenemos complicado encontrar trabajo y qué decir de lograr independizarnos o crear una familia, tal vez son cosas que te planteas, pero que bien sabemos que si llegan, lo harán a una edad bastante más avanzada que con la que lo consiguieron nuestros padres. Aunque porque hablar a largo plazo si tal vez el año que viene muchos de nosotros no podamos continuar nuestra carrera.
Son muchas las trabas que se nos presentan a los jóvenes y también muchas las razones por las que desmotivarse y realmente creer en la llamada generación perdida.
Pero porque no hacer realidad nuestros sueños y luchar por un futuro mejor como por el que lucharon nuestros padres y abuelos.
El movimiento 15M, desde mi punto de vista se ha convertido en un rayito de sol por el que creer que merece la pena seguir luchando y demostrar que los jóvenes estamos ahí, mostrando nuestro profundo descontento con la sociedad en la que vivimos actualmente.
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