Es cierto que en los centros escolares, que han ido
incorporando un grado más de diversidad por la presencia del alumnado
inmigrante, se han creado nuevos recursos externos de intervención específica
con dichos escolares, pero para ello se debe saber las percepciones de los
profesores sobre los que son extranjeros
ya que éstos atienden al alumnado en general y se han dado casos que algunos
maestros, con ideologías prejuiciosas, inconscientemente influyen en el ámbito
escolar.
En el 2008 se realizó un trabajo de investigación sobre
este tema en centros escolares de la provincia de Almería y los resultados por
parte de los profesores son achacados hacia estos alumnos, en el que los
cambios que se han producido con su presencia son valorados normalmente como
negativos.
Básicamente los principales aspectos más nombrados en
estos casos son el trabajo y el esfuerzo.
A parte, el profesorado llega a sentir el sentimiento de
angustia y frustración, principalmente por la gran imposibilidad de
comunicación con dichos estudiantes, ya que ellos no han sido preparados para
ello.
Como es evidente, estos alumnos, necesitan más atención
que muchas veces no pueden atender solo el profesorado que hay en el centro, y
por ello los padres autóctonos pueden llegar a quejarse sobre un posible
abandono académico hacia dichos alumnos. A raíz de esto, los padres y madres muestran
ciertos prejuicios hacia el colectivo extranjero ya que se creen que la calidad
educativa que sus hijos reciben podría reducirse por prestar más atención al
otro colectivo.
En un artículo del periódico “El País”, sobre el racismo
en las aulas y siguiendo un estudio por el observatorio de convivencia escolar,
sacan a través de la encuesta una
clasificación discriminatoria. En el primer puesto se hallaban los gitanos. En
el segundo los magrebíes. El tercer puesto, que fue borrado de la encuesta,
estaban los catalanes, algo sorprendente encontrándose en la misma península.
En cuarta posición, asombroso también, estaban
los judíos! Y a continuación iberoamericanos y africanos. Esta clasificación es
algo alarmante en la sociedad, debemos tener presente siempre la denuncia a los
acosadores y la defensa de los acosados, dentro y fuera de las aulas. Este
artículo se titula “Si la bestia del racismo puede anidar en el ser humano, no
contribuyamos a despertarla”. Y así debería ser, intentando combatirla con los
instrumentos que nos procuran las ciencias de la información.
Hay que tener en cuenta que los prejuicios en los niños
se van inculcando por influencia familiar, de los medios de comunicación, de
los amigos, etc. Por ello quizá
deberíamos centrarnos más bien en que sean los adultos los que se conciencien
de esto que los propios niños.
Quizá como posibles soluciones los alumnos en las aulas,
tanto de origen extranjero como español, deberían conocerse entre ellos con igualdad
de estatus social, enseñarles a trabajar de forma conjunta para conseguir un
objetivo común y que se den cuenta que entre ellos no hay diferencias y que con
la ausencia de uno el objetivo no se podría conseguir igual o incluso no
llegarse a dar. Por supuesto se necesita la ayuda y apoyo de los educadores, padres,
directores, etc.
Para llegar a referirnos a la situación ideal en la que
debemos encontrarnos toda persona en general, y sobre todo en personas
inmigrantes debemos utilizar el término “integración”. En muchas ocasiones la delincuencia se generaliza en todas las
personas inmigrantes y los niños rechazan la relación con ellos. Se debería
hablar de ello en clase, por parte de los profesores, de forma preventiva y
dejar claro que cada uno tiene su cultura, aunque haya una cultura
predominante, se debe respetar para
conseguir una aceptación mutua y una adaptación entre escuela y comunidad
inmigrante.
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